Cuando arrecia el calor, si pudieramos elegir, posiblemente pensaríamos en una pamela que nos protegiese del sol.
He recuperado las fotografías de unos sombreros de los años sesenta que se alejan bastante de la imagen de las pamelas, que también se usaron en esa década.
Son casi clochés, en el sentido de tener alas minúsculas y una forma acampanada como los típicos sombreritos de los años 20.
El primero de paja, y el segundo de tela. Primaverales, al menos, si no veraniegos. Ambos con velo que recubre la copa.
Discretos, y sencillos, sin prácticamente adornos. Muy años sesenta por su forma.
Es posible que ni siquiera los estrenaran, que se hicieran, llegaran a una tienda, nunca se vendieran, y acabaran en mis manos, después de años guardados en una estanteria, o una caja, al cerrar la tienda por jubilación de su dueño.
Otra opción posible es que alguien los comprara para una ceremonia, fiesta, boda, o cualquier otra cosa que se nos ocurra, que su dueña los pusiera una o dos veces, y quedara en el olvido en el fondo de algún
armario, hasta que en un cambio de casa, o por fallecimiento de la dueña, los herederos decidieran que tal vez en una subasta sacarian más ganancia , por poco que les dieran, que en la basura....
Sea como fuere, llegaron a mi en muy buen estado. Salvo alguna rotura del velo en el primero.
Me gusta fantasear sobre las historias que han seguido los sombreros que compro.
Algunos muy usados les imagino con vidas llenas de avatares azarosos, con dias de todo, de viento, lluvia, compartiendo muchas horas con sus dueñas.
Pero otros, como sucede con estos dos que les he puesto arriba,, están tan nuevos...que creo que fueron "flor de un día", si es que consiguieron salir de la tienda y lucir en la cabeza de una mujer ilusionada.
Y es que no se porqué, me imagino que una mujer que compra un sombrero, tiene que rebosar ilusiones..
He recuperado las fotografías de unos sombreros de los años sesenta que se alejan bastante de la imagen de las pamelas, que también se usaron en esa década.
Son casi clochés, en el sentido de tener alas minúsculas y una forma acampanada como los típicos sombreritos de los años 20.
El primero de paja, y el segundo de tela. Primaverales, al menos, si no veraniegos. Ambos con velo que recubre la copa.
Discretos, y sencillos, sin prácticamente adornos. Muy años sesenta por su forma.
Es posible que ni siquiera los estrenaran, que se hicieran, llegaran a una tienda, nunca se vendieran, y acabaran en mis manos, después de años guardados en una estanteria, o una caja, al cerrar la tienda por jubilación de su dueño.
Otra opción posible es que alguien los comprara para una ceremonia, fiesta, boda, o cualquier otra cosa que se nos ocurra, que su dueña los pusiera una o dos veces, y quedara en el olvido en el fondo de algún
armario, hasta que en un cambio de casa, o por fallecimiento de la dueña, los herederos decidieran que tal vez en una subasta sacarian más ganancia , por poco que les dieran, que en la basura....
Sea como fuere, llegaron a mi en muy buen estado. Salvo alguna rotura del velo en el primero.
Me gusta fantasear sobre las historias que han seguido los sombreros que compro.
Algunos muy usados les imagino con vidas llenas de avatares azarosos, con dias de todo, de viento, lluvia, compartiendo muchas horas con sus dueñas.
Pero otros, como sucede con estos dos que les he puesto arriba,, están tan nuevos...que creo que fueron "flor de un día", si es que consiguieron salir de la tienda y lucir en la cabeza de una mujer ilusionada.
Y es que no se porqué, me imagino que una mujer que compra un sombrero, tiene que rebosar ilusiones..
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